miércoles, 21 de septiembre de 2011

De Trinidad a Camagüey

Sonia se ha levantado con las piernas acribilladas por los bichos y le duelen bastante. Vamos a tener que buscar una pomada y un repelente.
Como estábamos en la península de Ancón, cogemos el Taxi y nos dirigimos a Trinidad a visitarla bien. Nos instalamos en la Plaza Mayor a escuchar las explicaciones de Raimundo: no deja de venir gente que nos quiere vender de todo y son un poquito pesados pero da la sensación de que no tienen ni para pipas.


Trinidad merece mucho la pena y es lo más bonito que hemos visto hasta ahora. Hay un bar cerca de la plaza donde dan un cocktail llamado Canchánchara que lleva miel, hielo, limón, agua y aguardiente que según ellos es mejor que el Red Bull. Huele bien y sabe mejor.


A continuación nos vamos al museo municipal de la ciudad donde subo a la torre más alta del lugar para ver una preciosa perspectiva de Trinidad. Repito: muy bonita. Subir a la torre cuesta pero bajar es un suplicio: llego abajo empapado de sudor, recojo a la rubia y nos dedicamos a perdernos por las calles de esta perla caribeña.


Volvemos a la Plaza Mayor a por Raimundo y luego a por Vázquez para comprar una pomada para los mosquitos de Sonia. La farmacia está en el dispensario municipal y la verdad es que tiene cuatro cosas: y el dispensario parece más bien cortito para una ciudad, pero es lo que hay. Esto es Cuba.

Bueno, carretera y manta porque nos vamos a Sancti Spiritus pero antes recorreremos el Valle de los Ingenios. Éstos son las centrales azucareras de la antiguëdad de las de antes pero ahora no queda ni una de 49 que había, creo...


Nos subimos a un mirador a disfrutar del paisaje verde, frondoso y en estado salvaje... Y "¡¡aaahhhhh!! ¡Diooosss, que me mueroooo! ¡Joseeee, veeenn, una arañaaa" Y salgo corriendo con mi espada de fuego a defender a mi Dulcinea de tan infame dragón: "¡¡Coñooo, correee, sueltaaa, vamonooos, al coche, deprisaaa" ¡Qué pedazo de bicho!


Una araña tan grande como una mano y con más pelos que la barba de Fidel. La verdad es que es muy linda ahora que está quieta y se deja hacer fotos. La naturaleza cubana está por todas partes pero lo que más nos acompaña por el camino son las tiñosas, unos buitres totalmente negros con la cabeza roja que están por todas partes.

Recuperados del susto, nos dirigimos a Sancti Spiritus donde aprovechamos para comer una especie de cocido y ropa vieja (carne de res deshilachada). Rico también. La vueltecita de aquí es corta porque es una ciudad pequeña y poco tiene que ofrece: lo más curioso y de lo que se sienten más orgullosos los lugareños es del puente sobre el río Yayabo pero a mí me da la sensación de se como un puente cualquiera de un pueblecito español. Poco más ofrece esta ciudad.


"Ná Vázquez, nos vamos a Camagüey"... Pues carretera y manta... Vaya, parece que el coche da tirones. Aceleramos y asunto arreglado. Pues no, parece que no se arregla... Esto se está parando "¿Qué pasa Vázquez" "Pues que nos han echado agua en la gasolina" "No jodas" Esto es Cuba... Pues paramos otra vez, se abre el capó, se quita una pieza enorme que hay encima del motor, se tira a la selva, se tiran también estos CD's que ya he oído, se limpia el filtro...


"Vaya, parece que no es eso. No problem. Sacad las maletas, quitad todo lo del asiento de atrás." Hecho. Vázquez abre y debajo de mi asiento aparece un tapón enorme: la gasolina. Pues nada, se mete un tubo de goma que siempre llevan todos los coches de repuesto, se chupa por un extremo y poco a poco se va sacando el agua... Media hora después, ya no queda agua en el depósito y podemos continuar viaje como si nada... Acojonante. Vázquez nos cuenta que no es muy común ésto pero a veces echan agua en los depósitos de las gasolineras para sacarse unas pelillas de más o que, como los depósitos son tan viejos, rezuman se mete agua en el interior... Me convence más la primera teoría... Estos cubanos...


La idea es llegar y hacer noche y por la mañana ver la ciudad pero Raimundo nos ofrece visitarla esta tarde con un bici-taxi por dos CUC cada uno y así por la mañana nos podemos levantar tarde e ir a la piscina... y él se puede hartar esta noche con su pibita que está por aquí. No parece mala idea así que cogemos el bici-taxi y nos recorremos las lazas típicas: la de los Trabajadores, Agramonte, San Juan de Dios, del Carmen con sus figuras de terracota donde el modelo de una de ellas, un señor mayor, se sienta al lado de su propia estatua desde hace nueve años, la del Teatro Principal y la de la Caridad...





Nos bajamos de la bici-taxi y nos ponemos en camino al cutre-hotel de dos estrellas que tenemos para esta noche: los hoteles en Cuba son de pena, ya os contaremos de ellos. Antes de ir a cenar, hablo con Vázquez para que esta noche no ponga la tele a toda pastilla que no deja dormir ni a dios. Esto parece la mansión de los Monster :a ver que bichos nos salen esta noche...

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